jueves, 2 de febrero de 2012

Infancia




Hay tantas amistades como personas falsas en el mundo. Nos codeamos con la élite de la mentira y con la burguesía de la sinceridad. Tanta mezcla de personalidades crean una desconfianza, que cuando conoces a personas normales se convierten automáticamente en diamantes en bruto. Valoramos gente natural, que mostrando sus defectos y manías nos convencen desde el primer día. Que diferente situación la de intentar sacar un tema con una persona y sentir que el tiempo vuela cuando estás con otra.


Tendemos a llamar amigo a cada ser humano que comparte un momento con nosotros, pero ¿Daríamos la vida por éste? ¿La darían por nosotros? 
Nos rodean amistades especiales, gente conocida, compañeros, y en muchas ocasiones, estos grupos de personas están por conveniencia. Nos escuchan, comparten nuestros días y nuestro humor. Pero hay una gran diferencia, y es que, nuestros amigos de verdad conocen nuestras malas caras, saben si todo va bien o si algo falla con solo mirarnos. Esos amigos de verdad de los que hablo están a nuestro lado por lo que somos, no por lo que tenemos. 

1 comentario:

Seguidores